El aceite de palma y su agroindustria en Colombia, además de estar presente en cuatro zonas del país como son: Norte, Oriental, Central y Suroccidental, que abarcan 122 municipios en 19 departamentos, está en múltiples productos.
Bogotá, 2 de julio de 2015
El aceite de palma y su agroindustria en Colombia, además de estar presente en cuatro zonas del país como son: Norte, Oriental, Central y Suroccidental, que abarcan 122 municipios en 19 departamentos, está en múltiples productos. Es por ello que su participación en Agroexpo 2015, máximo encuentro ferial del sector agropecuario, tiene, entre sus propósitos, dar a conocer al público en general, que el aceite de palma y de palmiste, son materias primas para infinidad de usos en la industria alimenticia, oleoquímica y química, entre otras.
El aceite de palma es el más consumido en todo el mundo, naturalmente libre de grasas trans y puede utilizarse en diferentes preparaciones pues es suave y ligero, y permite disfrutar el sabor original de los alimentos. Así mismo, por su resistencia a altas temperaturas es ideal para frituras y contiene 15 veces más provitamina A que las zanahorias, por lo tanto mejora la visión. Igualmente, los esteroles presentes en el aceite de palma ayudan a regular los niveles de colesterol.
“Su consumo diario es benéfico para la salud y la nutrición de las personas porque está correlacionado con baja incidencia de enfermedades coronarias y es la fuente natural más rica en Vitamina E y de antioxidantes que protegen el cerebro y el corazón”, explicó Jens Mesa Dishington, Presidente Ejecutivo de Fedepalma.
El aceite de palma está presente en la vida cotidiana de las personas, en el pan del desayuno, en las galletas, de sal o dulce, en los complementos vitamínicos y achocolatados que consumen los niños, en la margarina, la crema dental, los jabones de tocador, líquidos y compactos, y en los cosméticos en general, entre otros.
El impacto social del sector es una realidad
La palma de aceite, al ser uno de los cultivos más representativos de Colombia, ejerce un gran impacto económico, social y ambiental. Es así como el sector palmero genera cerca de 140.000 puestos de trabajo, entre directos e indirectos, siendo uno de los líderes en la generación de empleo formal y de calidad.
En la última década, hay más de 4.200 pequeños productores en el sector y se han constituido alrededor de 116 alianzas estratégicas, esquemas asociativos que representan asistencia técnica y acompañamiento empresarial resultando en una provechosa relación gana-gana que mejora la calidad de vida de las comunidades rurales.
Este esquema tiene efectos positivos en la competitividad de la agroindustria, en la adecuada redistribución de los beneficios y en el acceso a los recursos productivos del sector.
Los pequeños palmicultores hacen contratos de comercialización que garantizan la venta del fruto, racionalizan sus costos de producción, hacen economías de escala y al recibir orientación técnica para el diseño y financiamiento de las plantaciones, reciben créditos e incentivos.
De acuerdo con Jens Mesa Dishington: “Colombia es el cuarto productor de aceite de palma en el mundo y el primer productor en América, en una agroindustria que está organizada en 62 núcleos palmeros que reúnen a 5.000 productores”.
Indicó por último que su oferta se dirige a satisfacer la demanda local de aceite para la alimentación de la población colombiana, a la industria nacional de biodiésel y otros segmentos productivos y a atender los mercados de exportación.