“El hombre que más sabe del campo en América Latina”, presente en el Congreso Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite
Bucaramanga, mayo 26 de 2016
Colombia es uno de los países más privilegiados de la región en recursos naturales y tecnologías para desarrollar las actividades agropecuarias, pero se requiere un cambio radical de actitud para sacar un mejor provecho de estas ventajas.
Así lo advirtió Polan Lacki, ingeniero agrónomo brasilero y experto consultor en asuntos de expansión agropecuaria, durante una conferencia a su cargo en el Cuadragésimo cuarto Congreso Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite, organizado por Fedepalma.
Sostuvo que independientemente de la buena voluntad política de los gobiernos nacional o regionales, los agricultores deben liderar sus procesos productivos y no sentarse a esperar que lleguen los subsidios y apoyos económicos, o quedarse en los eternos esquemas de refinanciación, que en últimas, se convierten en obstáculos para un mejor desarrollo del campo.
Frente a las expectativas que surgen para el agro colombiano tras un eventual acuerdo de paz con la guerrilla, Lacki, quien además estuvo por más de 20 años en la FAO, señaló que se deben articular muy bien las políticas y direccionamiento de recursos, “con el fin de no quedarnos en falsas expectativas y no avanzar”.
El consultor también invitó a fortalecer la educación en los temas agropecuarios, enfatizando en la práctica de campo, pues no se concibe que personas que se forman en actividades como la veterinaria o la agronomía, lo hagan en las grandes urbes y solo lleguen a la práctica real en campo al momento de obtener su título.
La conferencia
Polan Lacki, considerado “el hombre que más sabe del campo en América Latina”, fue uno de los invitados especiales a esta versión del Congreso, donde expuso una ponencia titulada “La asociatividad como motor para el crecimiento, desarrollo y la generación de valor en el agro”.
Polan Lacki ha estado vinculado a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura FAO durante más de 20 años y ha trabajado como agente de extensión rural en su país por 15 años.
Según indicó, uno de los problemas más graves que se perciben en el agro en América Latina, se presenta por cuenta de la mala formación que los agentes de desarrollo han recibido en las facultades de las universidades, que están “extremadamente politizadas”, según precisó Polan Lacki, quien reiteró que el papel de los centros de educación superior debe ser establecer prácticas para sus estudiantes mientras ellos adelantan sus niveles formativos. “Hoy en nuestra región, los jóvenes viven en las urbes y viven cinco años tomando clases magistrales con profesores de altísima formación, pero nunca van al campo para conocer la realidad ¿Qué tipo de egresados sirven así?”, la respuesta la dio él mismo: ninguno.
“Muchos piden que el Gobierno cambie sus políticas, que el Banco Mundial las modifique, pero esa no es la solución; lo que debemos hacer es formar agrónomos con asperezas en las manos, de lo contrario, no veo futuro”, dijo.
Polan Lacki compartió la experiencia de su país en el tema de la extensión rural señalando que de repente esa nación tuvo la fortuna del ofrecimiento por parte de Estados Unidos para crear un sistema de extensión similar al que operaba es esa latitud, con la fortuna de que los estadounidenses aportaron el dinero y capacitaron a los brasileños que querían involucrarse en el agro bajo la condición de que dicho proyecto no fuera manejado por el Gobierno de turno. De ahí surgió la oportunidad de que durante dos o tres décadas, el servicio de extensión rural en Brasil fuera privado, administrado por los propios agricultores.
El consultor, también conocido por ser el autor de numerosos artículos publicados en revistas especializadas en desarrollo agropecuario, reconoció finalmente que el individualismo es un pecado mortal y por ello, recomendó reemplazarlo por formas asociativas y contribuir a lograr una nueva generación de personas con la voluntad y la capacidad para corregir los errores que actualmente están siendo cometidos en el agro latinoamericano.